martes, 27 de julio de 2010

Que tan lejos

Hace un par de años tuve la oportunidad de ver una película Ecuatoriana muy buena, su nombre es Que tan lejos dirigida por Tania Hermida.

Qué Tan Lejos es una película de carretera creada por la directora cuencana Tania Hermida quien ha logrado retratar al Ecuador desde el punto de vista de un ecuatoriano y de un turista, cuyas lecturas de la realidad ecuatoriana son totalmente diferentes. El gran acierto en la historia es el haber mostrado a lo largo de este viaje una identidad ecuatoriana bastante cercana a lo cotidiano sin caer en estereotipos o caricaturas de la gente que vive en el Ecuador, observando personajes, situaciones y diálogos muy reales en los cuales el público se ha visto inmerso más de una vez. Justamente es este elemento el que desde un inicio engancha al espectador causando un sin número de risas gracias a su sano y autóctono sentido del humor, talvéz un poco complicado de entender para extranjeros, pero que a la vez va mostrando realidades que muchas veces preferimos no verlas como la inestabilidad política, migración y pobreza.

El argumento es el siguiente:

Esperanza (Tania Martínez), una turista española, y Tristeza (Cecilia Vallejo), una estudiante ecuatoriana, se conocen en un bus con destino a Cuenca, ciudad a la cual desean llegar pero movidas por motivos diferentes. En el camino se encuentran con un paro nacional el cual bloquea la carretera por lo que deciden continuar el trayecto buscando alguien que las pueda llevar por lo menos al pueblo más cercano. Durante su trayecto empezarán a conocerse entre ellas con mayor profundidad, así como también conocerán un poco más de Ecuador y su gente en un viaje que debió durar unas cuantas horas, pero por cosas de la vida su destino estará más lejos de lo que aparenta.

Jesús irrumpe como un bálsamo al cabo del primer tercio de la película, justo cuando las dos muchachas parecen condenadas al aburrimiento. Como ideólogo, Jesús asume el rol de abuelo de Tristeza, pues comprende de inmediato la ridícula dimensión de su drama y se solidariza con ella ofreciéndole su amistad. Supera así la película su momento más arriesgado, cuando Jesús le indica a Tristeza el camino de la vida y le dice: "tu historia acaba de empezar". Como ideólogo también, Jesús está allí para que comprendamos que el meollo de la historia estriba en que Tristeza se de cuenta que hay un mundo más allá de la burbuja en la que vive. Un mundo, el Ecuador, rico en contradicciones y matices, rico en paisajes y color, y condenado por culpa del curuchupismo y la cuencanidad a vivir hundido en la mentecatez y la mojigateria. Jesús, que es un desencantado y vive resignado a que el mundo sea tal cual es, llevando a cuestas, en todo su desgarbado ajuar, nada menos que las cenizas de su abolengo, se permite sin embargo cierto cinismo, relativizando así el platonismo general de la trama y consiguiendo con ello la identificación plena del espectador medio, que vive tan desencantado como él y al mismo tiempo ama tanto como él las nobles tradiciones de la patria.

Muy buena historia, muy lindos paisajes del Ecuador y unas canciones muy bellas de Héctor Napolitano entre otras, que me encantaron.

Lastima que en nuestro país los canales locales no exhiben este tipo de películas, es una pena que menosprecien tanto el cine latinoamericano.